EL DESARROLLO DEL MERCADO GLOBAL Y LA CONFORMACIÓN DE LA SOCIEDAD
La actividad mercantil del hombre se remonta a los primeros asentamientos humanos. En la transición del paleolítico al neolítico las sociedades comienzan su relación de trueque. Los bienes intercambiados adquieren la categoría de dinero.
En la edad media se consolida la actividad primaria bancaria y a finales del XV aparecen familias italianas ya dedicadas a ello. Aunque todavía no existían entidades bancarias formales, sí había gran número de operaciones entre individuos y entre estados, lo que culmina en el XVI con el mercantilismo, donde se consolida el comercio y aparecen las primeras familias ligadas a la banca.
En los siglos XVII y XVIII surgen las dinastías especializadas en la actividad bancaria, como los Rothschild, los Morgan o los Rockefeller quienes empujaron la explosión de la era de consumismo industrial y dan origen a los hoy llamados bancos abuelos.
Desde entonces podemos definir la banca como una servicio de asignación de recursos monetarios a la industria, el comercio, la agricultura y la sociedad.
La banca se especializa en diversas áreas, la banca central regula e interviene en el comportamiento de los flujos monetarios de un país; la banca comercial; y la banca de inversión, que gestiona flujos de capitales y fondos de cobertura (o edge funds) que asignan recursos para grandes transacciones de acciones en las bolsas.
El desarrollo industrial del XVIII y XIX indujo un desarrollo extraordinario en la banca al culminar la revolución informática en el XX. En esta etapa surgen nuevas formas de dinero: el plástico o tarjetas de crédito que han permitido niveles de rendimiento sin precedentes, y los flujos de dinero electrónico o geodinámicos, que dan la vuelta al mundo en fracciones de segundo.
Ya en el XXI, la gran crisis económica mundial de 2008 tiene su origen a nivel monetario en que los grandes bancos europeos y de Estados Unidos no asumieron las recomendaciones del Comité de Basilea y, sumidos en el neoliberalismo, permitieron grandes intervenciones especulativas de bancos de inversión y fondos de cobertura, de manera combinada con los bancos comerciales norteamericanos y europeos, dando origen a las hipotecas basura y a la gran especulación en el mercado de alimentos y materias primas (especialmente petróleo), desestabilizando los precios. Mientras, los bancos de América Latina y otras partes del mundo sí se ajustaron a Basilea.
Hoy surgen nuevos tipos de bancos como la banca solidaria y la banca cooperativa, para el nuevo paradigma, aunque permanece el concepto de actividad bancaria que conocemos desde siempre. La banca es el gran hermano que nos vigila, según «1984» de Orwell, un gran invento de la humanidad capaz de trascender épocas, incluida la post-modernidad con la desconstrucción de la sociedad. Las señales indican la aparición de una banca sin oficinas, sin estructuras, automatizada y con sistemas inteligentes para la asignación de recursos.
Ante una hipotética desaparición del dinero en el sistema monetario mundial, la banca podría cambiar de nombre, pero no de esencia, sería capaz de reinventarse.
La banca de América Latina se mueve hacia Basilea IV, nuevas recomendaciones que exigen fortalecer las estructuras de capital de los bancos y una supervisión eficiente de los riesgos del mercado
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